Nº 80 - Aliento

Aquí no acaba,
pues camino…
en la dulce brisa de la mañana.
Ha amanecido.
Amanece y presiento,
que tus alas mecen
todas nuestras almohadas.
Gracias.
Pues gratitud es lo que siento.
Siento tu sueño profundo
y ese mágico aliento,
de cada nuevo amanecer…
Lo siento...
Sedienta,
del aliento de esa dulce brisa.
Lo presiento.
Presiento que conmigo te llevo.
Y ya no me lamento más,
pues ya no hay motivo para ello.
No queda otra cosa que aliento…
Este mágico y dulce aliento,
que como alimento,
Nutre nuestros corazones,
ahora...
Henchidos de paz.
Te presiento
Desde eones de experiencias y calamidades,
permitiendo,
que el sol invada mis noches
con tu aliento.
Y es por eso,
y por mucho más
por lo que te siento,
en cada amanecer,
en la dulce brisa de mis sueños,
sin importarme,
si es verdad o no lo es.
Y aunque sacudas la almohada,
Aunque grites desesperada,
aunque la fe se agriete en tu mirada,
permaneceré…
Impertérrita,
sangrienta de esperanza,
con la experiencia en mi conciencia,
con la entereza y la certeza
de encontrarte
en ese nuevo amanecer.
Pues no hay más que hacer,
Sólo elevarse
y permitirse ser.
Ser libre,
libre de bastos recuerdos,
ser mecido por los encuentros,
por oportunidades que nos alcanzan,
permitiéndonos renacer.
Y así,
una y otra vez.
Seguir creciendo,
amaneciendo
y en nuestras almohadas sintiendo,
que hay mucho…
mucho más que hacer.
Sacudo las armaduras que hay en mí.
Y es así…
y sólo así,
como consigo alcanzarte.
Desde esa almohada expectante,
robusta y palpitante
que es la magia de nuestro azul amanecer.
No insistas,
el dolor se esfumó.
No te aferres
pues sabemos
que venció la fe y el amor.
Esbozo una perpleja sonrisa,
entre tus ojos avispados,
con una mueca de aliento
entre tus manos.
Reconoces esa dulce brisa,
la brisa de nuestro amanecer.
Gracias.
Pues gratitud es lo que siento.
Siento tu cauce profundo
y ese mágico aliento,
de este despertar sediento,
preparado para volver a empezar.
Y así empieza de nuevo…
Aquí no acaba,
pues camino y sigo caminando
en la dulce brisa de la mañana.
Es ahí donde te espero…


Mensaje: Es el momento de conectar de lleno con tu espiritualidad. En realidad la espiritualidad está mucho más allá de cualquier religión. El espiritual, es aquel que busca la Verdad y no quien acepta una creencia o dogma. Como decía A. Einstein, una persona iluminada por el sentimiento religioso, es quien se ha liberado de los grilletes de sus propios deseos egoístas y alienta pensamientos, sentimientos y deseos de carácter suprapersonal, con el conocimiento de que estas metas suprapersonales, no pueden ni necesitan ser fundamentados de modo racional.