Los temores…

Tengo que aprender a amar la soledad de las palabras. De estos textos que revierten entre el silencio de las paredes de mi habitación. Donde paso horas de intimidad, con ellos y conmigo misma. Es aquí donde transformo y doy forma a esos pensamientos que transcurren tan rápidos y al mismo tiempo tan lentos, lo suficiente para ser saboreados en su justa medida. Tengo que aprender a respetar el temor a la imaginación y a esos textos que reprimo plasmar por miedo a mostrar la realidad. Tengo que aprender a volar para poder expresar lo que se ve desde allá arriba. Donde la amplitud de los sentidos, sentimientos y emociones se diversifica hasta alcanzar cotas inimaginables. Donde se puede palpar la libertad de pensamiento. Allí donde la conciencia se nutre de todo conocimiento. El justo y el suficiente, para después ser plasmado sin coraza, tampoco con excesivo empeño, pero si con esfuerzo. A éste es al único al que no tengo miedo.
Tengo que aprender tantas cosas…