Cavilando...

Después de todo, cada uno elije cómo quiere vivir su vida, sus momentos, su crecimiento. Algunos lo tienen claro, a otros les cuesta un poco más dejar a un lado el orgullo de sus egos, pero en el fondo de todo ser humano yace una razón.
Ese algo tan digno y tan solemne, es como el mismo aire, escurridizo, contradictorio, en cambio sin él, nadie puede existir.